Por Alejandro Jozami

Sencillamente Disney. Es que entre los muchachos de Pixar y Disney han logrado realizar la mejor película de animación de los últimos tiempos. Wall-e es un robot que está en la tierra para recoger la basura de los humanos. Con el pasar de los años, aprendió a tener personalidad propia, y ha logrado con esfuerzo volver a hacer habitable un planeta que habían destruido los humanos. Mensaje ecologista y reprendedor hacia las actitudes de las personas en cuanto a su compromiso con el cuidado de nuestro mundo, con la fe puesta en que los niños que vean el filme comprendan tempranamente la importancia de cuidar el planeta, si algo o alguien que no puede tener sentimientos, como un robot, llega a enamorarse de la Tierra, ¿como los humanos estamos tan dispuestos a destruirla?

La vida monótona que lleva Wall-e comienza a cambiar cuando de repente recibe la visita inesperada de un robot femenino llamado Ev-e. Se divierten juntos, pasean y se enamora al ritmo de “Put on your sunday clothes” en “Hello, Dolly!”. De repente, Ev-e es llevada nuevamente al lugar del cual vino, y Wall-e, como un héroe tras su doncella, se lanza al rescate de ésta. Los sentimientos humanos que se ven en éstas criaturas son simplemente parte del gran mensaje de la película sobre las esperanzas de que como civilización debamos tener un mejor lugar donde vivir. Las maquinas no son las que generan la violencia, son los hombres que las manejan los creadores del odio, eso queda claro.

Al margen de todas las alusiones a películas clásicas de ciencia ficción como “2001” o “Logan´s Run”, un guiño para los mayorcitos, ésta es una película que en tiempos de vacaciones va a dejar más de una sabia enseñanza a todos los espectadores, logrando conmoverlos y encariñarlos con sus personajes mas allá de las edades. Disney nuevamente logró un clásico imperecedero, de eso no hay dudas.