05 julio 2008

¿Empieza la hecatombe de las salas caras de cine?

Navegando por ahí, me tope con este comentario/noticia escrito por Gustavo Noriega (Panelista de Pettinato y editor de la revista cinéfila El Amante).

Quiero admitir que por primera vez estoy de acuerdo con este señor en alguna opinión sobre cine, ya que no comulgo para nada con sus ideas, que pretenden ser revolucionarias y solo son berretas. en fin, el tema es, que es verdad, las entradas caras en el cine alejan a los espectadores, debo recordar que el cine fue históricamente el espectáculo mas Barato, mas accesible y por eso súper popular. sacarle eso seria matarlo, y al parecer de esto se dio cuenta Noriegua.

esperemos que en Santiago sigan las entradas a este precio, para eso no vayamos solo a una sala, visitemos las dos, variemos, demosle trabajo a los dos cinematógrafos de Santiago, no solo para tener muchas salas y muchas opciones, cosa que nos beneficiosa como espectadores, sino para que siga, principalmente, habiendo competencia y si nos beneficiemos con los precio y promociones que puedan surgir de la batalla económica entre los explotadores de las salas.

Aquí pego la Nota completa:

Por: Gustavo Noriega. Un rumor recorre los pasillos del mundo del cine y está cada vez más cerca de la confirmación: se estarían por cerrar las salas del Village Recoleta. De confirmarse la especie (siempre quise escribir esa frase) estaríamos ante un síntoma muy preocupante acerca del verdadero estado de la exhibición de cine en la Argentina.

Hace mucho que venimos insistiendo en que las entradas están muy caras y que la gente piensa cada vez menos en el cine como una salida atractiva. Los exhibidores produjeron un recambio en la composición social del público: evidentemente, con la entrada a 20 pesos, dejó de ser una atracción popular. El problema parece ser ahora que la clase social que se puede permitir ir al cine tiene en sus casas televisores enormes y ve películas en la comodidad de su hogar.

Hasta el rumor del cierre de las salas del Village (se reconvertiría todo en un gran shopping) todo parecía indicar que los ingresos por la única comida permitida en las salas (pochocho y gaseosas expendidas en el mismo lugar) compensaban las salas vacías. Ahora estaríamos en presencia de un dato que indica que los exhibidores se metieron solos en un callejón sin salida.

El del cine debe ser el único mercado del capitalismo en el cual la escasez de demanda no deprime los precios. Por el contrario, en escala relativa, las entradas son cada vez más prohibitivas. Las salas, por consiguiente, están cada vez más vacías.

¿Cómo terminará todo esto? O, reformulando la frase: ¿todo esto no terminará con el cine?. Fuente:hipercritico.com

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