Lic. Alejandro Jozami

Lo emocionante de las películas de misterio es la participación del espectador, las ansias que genera el descubrir antes que los protagonistas lo que sucede.

Hay dos tipos de participación en las películas detectivescas, en una el espectador sabe más que los protagonistas sobre los sucesos y en la otra sabe lo mismo. En esta oportunidad Alex de la Iglesia utiliza la última opción, en donde el espectador conoce lo mismo, e incluso menos que los personajes. Juega con él, le ofrece misterio, le da pistas sobre lo que pasa, y éste va haciendo conjeturas, se entretiene, se hace partícipe de la historia.

La maravillosa dirección de la película sobresale con la creación de tensión gracias a la constante utilización de los "McGuffin" (término acuñado por Hitchcock, que se refiere a un elemento que surge en la historia pareciendo importante, pero no lo es, y solo sirve para hacer avanzar la trama), más el impecable uso de los elementos formales, con un plano secuencia brillante anterior al descubrimiento del primer cadáver, hacen honor al cine clásico y lujoso que tanto se extraña en la actualidad y que bien acostumbrado nos tenía el maestro del género, Alfred Hitchcock.

John Hurt se roba el filme con su interpretación, Leonor Watling con su belleza y Alex de la Iglesia con la construcción de uno de los mejores relatos del cine de misterio actual.

Si bien "Los Crímenes de Oxford" es muy diferente a las películas anteriores del realizador ibérico, es tan genial como aquellas, y hace recordar a personajes como "Sherlock Holmes" o "Hércules Poirot".

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