Lic. Alejandro Jozami

En las películas de terror es un leit motiv, que a la aparente muerte del asesino, éste debe volver, para asustar al público, y morir recién definitivamente. Nunca regresa una tercera vez, y si sucede no genera sorpresa.

Con la trilogía de “La Momia” sucede exactamente lo mismo, en la tercera, definitivamente nos encontramos con un filme que no sorprende, que no agrada y que no llama la atención.

En la película se pueden ver una repetición tras otra de viejos trucos del cine de aventura que no logran llamar la atención del espectador y lo aburren. Los gags utilizados por Brendan Fraser y quienes lo secundan no causan gracia, y la continuidad de la película por momentos parece desordenada y genera confusión a la trama.

Al menos son apreciables las grandes cantidades de efectos especiales, como la aparición de cuatro yetis, que traslucen el gasto de 175 millones de dólares en producción, que no llegan a ser suficientes para que la película logre resultados satisfactorios como obra completa.