“Operación Valquiria”, la última película del director Bryan Singer (Los Sospechosos de Siempre, 1995; X-Man, 2000) es, alejándose de sus antiguas cintas, una película de conceptos. ¿Porque de Conceptos? Sencillamente porque eso le ofrece al espectador, no le da acción, efectos especiales, grandiosas tomas, drama, ni siquiera mucho suspenso, presente solo en momentos puntuales de la trama.
El filme transita por cuestiones humanas muy primarias, poniendo de fondo un hecho real y una época particularmente especial, la Alemania Nazi, lugar y tiempo perfectos, sobre todo para hablar del poder, la obediencia y la autoridad.
Max Weber definía al poder, como la probabilidad de tomar decisiones que afecten la vida de otros pese a la resistencia de éstos. Acertada definición para comentar los hechos históricos narrados por “Valkyrie”, el Coronel Stauffenberg (Tom Cruise) convencido de que Hitler está cometiendo numerosos errores militares que cuestan la vida de miles de alemanes, sumado al desprecio que siente por el y la matanza salvaje en los campos de concentración, decide unirse a un complot político para derrocarlo.
Desde ese momento la película, con una trama netamente política, muestra en su diégesis, correctamente, la generación de poder, como alguien lo va obteniendo, y lucha contra los que ya lo tienen, creyendo que sus decisiones afectaran la vida de su pueblo positivamente, no solo mostrando que las decisiones que ha tomado quien hasta ese momento ejerce el poder son negativas, sino también que forman parte de una estrategia para mantener dominados a los suyos coercitivamente. El final, como si se tratara de un ensayo filosófico, deja acentuada la teoría de Weber, demostrando que no importa quien posea el poder, en las decisiones que tome, alguien saldrá afectado de una u otra manera.
Lic. Alejandro Jozami