21 julio 2010

Hablando Sobre la Dolce Vita

 

 

 

 

TRAILER DE LA MARAVILLOSA PELICULA DE FEDERICO FELLINI

Ambientada en la Roma de la década de 1950 donde Marcello (Marcello Mastroiani) cubre el lado más sensacionalista de las noticias; estrellas de cine, visiones religiosas, y la decadente aristocracia. La película muestra siete días y noches en la vida del reportero. Marcello vive con Emma (Ivonne Furneaux), una mujer que lo ama y quiere un matrimonio tradicional, pero es posesiva y muestra poca habilidad para entender su desarticulada búsqueda de los valores y el sentido de la vida. El tiene encuentros con otra mujer –Maddalena (Anouk Aimée), una hermosa, saludable, y hastiada amiga/amante, y Anita Ekberg como una estrella norteamericana de cine llamada Sylvia. Marcello también brevemente conoce una encantadora muchacha que trabaja en un restaurante en la playa.2088_7_752

En la secuencia de apertura de la película, una estatua de arcilla de Cristo suspendida por cables de un helicóptero, vuela pasando las ruinas de un antiguo viaducto de Roma. La estatua es llevada hacia el Vaticano. El periodista Marcello y el fotógrafo llamado Paparazzo la siguen en un segundo helicóptero. El simbolismo de Cristo, con los brazos estirados como bendiciendo a toda Roma vuela por sobre ella, pronto es reemplazado por el estilo de vida profano y la arquitectura neomoderna de la “nueva” Roma fundada durante el milagro económico de finales de la década de 1950. el helicóptero de Marcello es desviado por un grupo de mujeres en bikini en una terraza; suspendido en el aire, trata pero falla en conseguir un número telefónico de las mujeres. Alegremente se encoge de hombros por su fracaso y continúa su viaje.

Le entrega de la estatua es la primera de muchas escenas recurrentes situando iconos religiosos en medio de las demostraciones de los personajes de su “moderna” moralidad influenciada por la prosperidad económico y el estilo de vida consumista que emergía.

Aunque las criticas a menudo han comentado sobre los extravagantes trajes usados a lo largo de las películas de Fellini, pocos se dieron cuenta que el origen detrás de La Dolce Vita fue un vestido en forma de saco que estaba de moda en esa época. En varias entrevistas, Fellini afirmó que la inspiración inicial de la película fue de hecho este estilo particular. Brunillo Rondi, co escritor y colaborador eterno de Fellini, confirmó esta opinión explicando que “la moda de los vestidos en forma de saco de las mujeres, los cuales poseían ese sentido de mariposa lujuriosa por fuera y alrededor de un cuerpo que talvez era físicamente hermoso pero no lo era moralmente, golpeó a Fellini porque presentaban a una mujer muy hermosa la cual podría, en cambio, ser un esqueleto de miseria y soledad por dentro”.

El crédito por la creación de Steiner (interpretado por Alain Cuny), el intelectual quien cometió suicidio luego de matar sus dos hijos, es de Tullio Pinelli. Habiendo ido al colegio con Cesare Pavese, el respetado novelista italiano, Pinelli siguió de cerca la carrera del escritor y sintió que su sobre intelectualismo se había vuelvo emocionalmente estéril, llevándolo al suicidio en Turín en 1950. Esta idea de una “existencia quemada” es portada por Steiner en el episodio de la fiesta donde los sonidos de la naturaleza no son experimentados de primera mano por el y sus invitados sino en el mundo virtual de las grabaciones.

La mayoría (pero no todas) las películas fueron filmadas en los estudios Cinecittà en Roma. Mas de ochenta locaciones fueron creadas por el diseñador Piero Gherardi incluyendo la Via Veneto, el domo de San Pedro y las escaleras que te llevaban a el, y varios de los clubes nocturnos. Sin embargo, otras secuencias fueron filmadas en locación como la de la fiesta en el castillo aristocrático filmada en el palacio Bassano di Sutri en el norte de Roma (Algunos de los sirvientes, meseros, e invitados fueron interpretados por reales aristócratas). Construyeron decorados que fueron combinados con tomas de locaciones dependiendo si el guión lo requería: una locación real a menudo “daba nacimiento a una escena modificada y, consecuentemente, un nuevo decorado construido”. Las famosas últimas escenas de la película donde el pez monstruo es sacado del mar y Marcello se despide de Paola fueron filmadas en Passo Oscuro, un pequeño pueblo situado en la costa italiana a 30 kilómetros al norte de Roma.

Fellini descartó una gran escena que podría haber involucrado la relación de Marcello con una escritora mayor viviendo en una torre, interpretada por la actriz Luise Rainer. Luego de muchos problemas con Rainer, Fellini abandonó la escena, por lo que la actriz reaccionó furiosamente, quejándose de que ella “había echado a perder un invaluable vestido para vestir un personaje que jamás existiría”.

La famosa escena en la Fontana di Trevi fue filmada en marzo cuando las noches son todavía frías. Fellini afirmó que Anita Ekberg soportó en las frías aguas en su vestido durante horas sin ningún problema mientras que Mastroiani tuvo que usar un traje seco debajo de sus ropas –sin resultado. Fue solo después que “tomó una botella de vodka” que Fellini pudo realizar la escena con un Mastroiani borracho.

El crítico Robert Richardson sugiere que la originalidad de La Dolce Vita yace en una nueva forma de narrativa cinematográfica que mina “una estética de disparidad”. Abandonando la trama tradicional y el “desarrollo convencional de los personajes”, Fellini y sus co escritores Ennio Flaiano y Tullio Pinelli, forjan una narrativa cinemática que rechaza la continuidad, las explicaciones innecesarias, y la lógica narrativa a favor de siete encuentros no lineares entre Marcello, una especie de peregrino dantesco, y el submundo de 120 diferentes personajes. Estos encuentros construyen una impresión acumulativa en el espectador que encuentra la resolución en un “abrumador sentido de disparidad entre lo que la vida ha sido o debería ser, y lo que en realidad es”.

En un ardid usado anteriormente en sus películas, Fellini ordena una dispar sucesión de secuencias como movimientos desde la tarde hasta el amanecer. También emplea como un dispositivo de ordenamiento la imagen de una espiral descendente que Marcello pone en movimiento cuando desciende la primera de muchas escaleras que abren y cierran cada episodio. El resultado es que la forma estética de la película, más que su contenido, abarca el tema global de Roma como un páramo moral.

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