Algunas películas están hechas para reírse, otras para enamorarse, otras para divertirse, pero “Siete Almas” esta realzada para emocionarse y pensar.

Pocas cintas de este estilo no tienen la intención de mostrar el dolor para emocionar al público, muy pocas no apelan al golpe bajo, a la bajeza emotiva para comprarse a las personas que ven la pantalla desde la butaca, y “Seven Pounds” no recurre a ninguna de estas maniobras. Gabriel Muccino (En Busca de la Felicidad) cuenta una historia difícil, incomoda, sin herir susceptibilidades, incluso brilla en el intento de mostrar todo lo emocional desde un punto de vista sumamente agradable, introduciendo al espectador en el mundo de Ben Thomas (interpretado por Will Smith), aceptando o no sus decisiones, aunque en verdad eso no importe demasiado, pero si comprendiendo realmente y de corazón sus acciones. La película gira tanto en lo emocional, en lo humano, que cualquier intento por querer poner la razón por delante de los sentimientos del personaje principal, podría llegar a resultar molesto al fin de comprender lo que verdaderamente pasa en la historia.

El relato es, con toda intención, sencillo, para que el público pueda entender con facilidad lo que sucede. El punto que complica un poco la narración es el montaje del filme, aunque gracias a este el espectador también mantiene su interés y la tensión al máximo hasta la última escena, permitiéndole disfrutar de cada uno de los fotogramas que pasan por delante del cinematógrafo.

Si hace tiempo que busca una película que lo sacuda, que lo mueva interiormente, que lo haga pensar (sin sufrir) sobre el sentido de la vida, esta es su oportunidad de ir a la sala del cine y obtener eso que estaba esperando, sin dudas saldrá satisfecho y emocionalmente conmovido luego de verla. Un último consejo, no olvide llevarse los pañuelos descartables.

Lic. Alejandro Jozami