Por el Lic. Alejandro Jozami

La cuestión es ¿a qué va al cine? Si solo quiere divertirse y entretenerse, esta película beneficiara su salida. Si por el contrario, va en busca de ver algo inteligente, profundo y reflexivo, esta no es su mejor opción.

El filme es atractivo con la sola presencia de Al Pacino, pero además, utiliza el suspenso como estrategia para mantener atento al espectador, atreves del uso de la noción de “Tiempo Real”. 

El Dr. Jack Gramm (Pacino) recibe una llamada que le informa que en 88 minutos va a ser asesinado. El tiempo de la narración (el del interior del filme) de repente se convierte en el tiempo real, un minuto en la película es un minuto en el reloj del público. El espectador se pone nervioso y quiere participar, lo que le genera tensión, aumentando su adrenalina. Hichcock lo explicaba así, “...Si hay una bomba debajo de una mesa donde se encuentra una pareja hablando, y de repente explota, lo que genera es sorpresa. Ahora si el espectador ya sabe que hay una bomba debajo de la mesa, y que ésta explotará al llegar a cero su contador, va a querer participar, va a tener ganas de decirles a los personajes que una bomba va a estallar. De ese modo se le ofrece al espectador suspense”. Eso mismo genera “88 minutos”, y el buen suspenso deja al espectador pegado a la pantalla, lo entretiene.

Esta película no será una obra maestra, sin dudas, pero alcanza y sobra para divertir y pasar un buen momento. Lo importante es que atrae al espectador gracias a la tensión que genera. A pesar de algunos grabes fallos en el guión y la continuidad, la película se deja apreciar, quizás no sorprenda, ya que no estamos ante nada innovador, pero si captara la atención del público gracias al suspenso que genera el relato.