“Blood Simple” de los Hermanitos Coen en el Cine Club
No deja de ser curioso que hoy en día a parte de la crítica "seria" les siga costando aceptar el cine de los Coen más allá de su espíritu cómico-revisionista de todo tipo de géneros, mientras que otra parte de la misma crítica, alcen a los hermanos Coen, como figuras estelares de la cinematografía norteamericana de los 80 y 90, junto a directores como David Lynch, David Cronenberg, Tim Burton, Quentin Tarantino o Woody Allen (aunque éste último lleve desde los sesenta siendo un director de primera línea en el panorama mundial). Dicho enfrentamiento, no deja de ser extraño e incluso absurdo, pues si bien la gente puede disfrutar más o menos con obras como El gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998) o O, Brother! (O Brother, Where Art Thou, 2000), resulta innegable atribuir al cine coeniano, ya no una estructura narrativa propia, si no unas cotas de genialidad en cuanto a invención de historias, dibujo de personajes y situaciones, y ambientación artísticas, muy por encima de la media estadounidense, e incluso mundial.
Dicha encrucijada crítica, de acérrimas posiciones encontradas, apareció ya cuando en 1985 se presentó en el Festival de Cannes su ópera prima Simplemente Sangre, donde el excelente crítico José María Latorre llego a decir: «Blood Simple lleva camino, de convertirse en uno de esos títulos que corren de boca en boca hasta convertirse en pequeños mitos… Tal vez la manera de introducir novedades en una película de tales características estribe en no intentar hacerlo en absoluto, o bien enredando la trama argumental de tal modo que el espectador conceda más valor e importancia a los detalles anecdóticos y a la atmósfera que al propio fluir del relato». Si bien, y tal como temía Latorre, el film alcanzó rápidamente la aureola de cult movie, en parte debido a méritos propios, en parte debido a la brutal trayectoria posterior de los hermanos Coen.
De alguna manera Simplemente Sangre ha ido más allá de lo que se suponía a priori en un film de sus características. Amalgama de múltiples referencias, provenientes del mismo maremágnum cinéfilo de los hermanos Coen, que abarca desde los peplum a Jerry Lewis, y desde los cartoon de la Warner a Akira Kurosawa, Simplemente Sangre, al igual que El hombre que no estuvo allí (The Man Who Wasn't There, 2001), es una híbrido fílmico entre una adaptación de una novela de James M.Cain ("Double indemnity", "El cartero siempre llama dos veces") inexistente, cualquier film de Alfred Hitchcock y una trama heredada del cine negro más expresionista (cf: El ministerio del miedo/ Ministry of Fear, 1944. Fritz Lang).
Ventiladores y luces de neón en Texas
El debut de los Coen en el largometraje fue un proceso que les llevó de cabeza durante más de tres años. Escribiendo a dos manos y financiándose gracias al dinero de amigos y familiares, consiguiendo la ridícula suma (en términos cinematográficos) de 175000 dólares, y a la vez que Joel realizaba las tareas de montaje de diversos films de serie B, entre el que se halla Posesión infernal (The Evil Dead, 1982) de su amigo Sam Raimi, los Coen terminaron tres guiones, de los cuales sólo uno dirigieron (Simplemente Sangre). De los otros dos sólo The XYZ Murders fue llevado a la pantalla, el film en cuestión Ola de crímenes, ola de risas (The Crimewave, 1985) de la mano de Sam Raimi; del tercero, Suburbicon, nada más se supo.
Simplemente Sangre nace así como una atípica road movie, con toques de cine negro, incluyendo una femme fatale, aunque en palabras de Fernando De Felipe, el personaje de Abby (McDormand) se acercaría más a ser una final girl: "Dicho concepto, el de final girl, es un hallazgo de las películas slasher. En el slasher, mucho más patética que la idea de que las víctimas sea asesinadas sistemáticamente, resulta la de la final girl, la superviviente terminal, la sufrida heroína encargada de ir encontrando y enumerando los cuerpos mutilados de sus amigos". Desde este punto de vista, es evidente que la "maldad" de Abby en el film, es más fruto de la casualidad que de un evidente poder de persuasión-perversión hacia Ray (John Getz).
En Simplemente Sangre la trama se desarrolla de manera accidental: Un detective que mata a quien le había encargado asesinar a los amantes; Ray ocultando el cuerpo moribundo de Marty (Dan Hedaya) pensando que lo ha matado Abby; Abby sospechando de que, primero, Ray ha matado a Marty y, segundo, de que Marty está vivo aún; Maurice (Samm-Art Williams) que cree que en el bar lo único que pasa es que Ray ha cogido el dinero de la caja…El espectador es el único en el film que sabe de veras lo que está ocurriendo, los personajes, todos ambiguos excepto el de Maurice, único personaje positivo del film, andan perdidos en una trama que los desborda, confirmando la conocida Ley de Murphy, que se hará patente en el resto de la filmografía de los Coen: La lucha del yo contra mi circunstancia, ganando siempre la circunstancia; desde el H.I, de Arizona baby que sólo quiere formar una familia, al Jerry Lundegaard de Fargo, que quiere ganar un dinero fácil a costa de secuestrar a su mujer, o desde el individualista Barton Fink, que sólo quiere escribir un buen guión, al pobre de Jeff Lebowski intentando recuperar su alfombra en El gran Lebowski. Esta fatalidad unida siempre a los personajes coenianos, llevándolos a la mofa del personaje típico norteamericano, siempre viene acompañada de la peor de las respuestas, es decir, los Coen maltratan a sus personajes hasta el punto de llegar a asesinarlos aún siendo los protagonistas de la cinta: desde su primer film (Ray) hasta el más reciente (Ed Crane).
Así en Simplemente sangre podrían existir múltiples historias, cada una, desde la versión de su protagonista. La descripción villanizada de los Coen de estos personajes egoístas y desconfiados (de hecho la desconfianza es lo que les llevará a la perdición), hace llevar el film al terreno propio de la comedia pese al estilo definitivamente oscuro de la historia. En el film, planos contrapicados de ventiladores sirven para fundir escenas y todos los ambientes, por lo general oscuros, son coloreados por mosquiteras eléctricas o luces de neón intermitentes, dando un ambiente malsano al film, llevándolo al terreno de lo tétrico. Pero en mitad de ello, una situación absurda: un muerto que no lo está. Esa secuencia, la del atontado de Ray enterrando vivo a Marty, junto con la del final, en la que el detective intenta asesinar a Abby en su casa de cartón (si no, no explico como puede el detective atravesar la pared de un puñetazo), hacen de Simplemente Sangre un film excelente, peculiar en su sentido de orientar la trama y brillante en cuanto contenidos. Los Coen no pierden el tiempo en escenas adicionales, al film le ponen las notas justas de intriga, humor y sangre (aunque siempre al film se le ha atacado por su excesiva violencia), haciendo de Simplemente Sangre fácil un film preciso, tanto en planteamiento como en definición y de un estilo ambiguo, aún no del todo concretado, pero que con los años los Coen lo irían puliendo, eliminando algún que otro exceso, y mejorando su posición estética frente a la cámara. De alguna manera, los Coen a quien siempre acusan de pervertir el clasicismo, en el fondo lo que hacen, film tras film, es volverse más clásicos, y dando a entender que ellos jamás pervierten, si no que homenajean.
F: Miradas
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